❖ Descripción.
El asunto de la obra es
el episodio narrado en la Biblia en el que Jesús lava los pies a sus
discípulos. Concretamente, se trata del momento en el que San Pedro se niega a
que su maestro le lave los pies. Tal y como aparece en el Evangelio según San
Juan.
La técnica empleada es el
óleo sobre lienzo.
Predomina la línea sobre
el color, pero poco a poco observamos como el color va ganando terreno en
amplias zonas de la obra.
El uso del color es
naturalista, pero observamos un predominio de las gamas frías, con tonos
metálicos e irisados en algunas telas y en las sombras.
La luz parece venir
directamente de la parte superior del cuadro, y crea contrastes en toda la
obra, aunque es ligeramente irreal. Además, también hay focos de luz suaves
provenientes de las aureolas de los personajes.
Existe un interés por la
perspectiva, que en este caso es lineal. Las líneas compositivas de la obra
convergen en un punto de fuga invisible situado en el edificio del fondo. Hay
otros elementos que contribuyen a acentuar la tercera dimensión, como las
columnas, los arcos, las baldosas geométricas del suelo y el escorzo de la mesa,
en diagonal hacia el espectador. También utiliza los recursos de la perspectiva
aérea, desdibujando los contornos a medida que nos introducimos en los planos.
La composición podría
ser, por un lado, ondulada, determinada por la disposición de las figuras; y
por otro lado, por grupos, pues apreciamos distintas acciones que se están
produciendo al mismo tiempo.
No existe simetría. Paradójicamente
la acción principal se ve desplazada a la derecha del lienzo y no en el centro,
como venía siendo habitual. Mientras que si nos situamos frente al cuadro, el
centro está ocupado por un simple perro.
Se puede apreciar
movimiento en las figuras, especialmente en el hombre que está en segundo plano
a la izquierda. Algunas actitudes son rebuscadas, pudiendo adivinar en algunas
la línea serpentinata.
No existe jerarquización
del tamaño. No obstante, tanto en las arquitecturas como en el canon de algunos
personajes se percibe cierto alargamiento y tendencia a la verticalidad.
El sistema de
representación es figurativo realista, ya que no busca seguir un canon de
belleza preestablecido, representa con realismo las distintas edades y
actitudes de los personajes. Sin embargo, sí que puede darse cierta
idealización en el hecho de que algunos llevan aureolas de santidad en torno a
la cabeza.
❖ Comentario.
Por todo lo dicho
anteriormente, se puede deducir que la obra es El lavatorio de Tintoretto,
pintada durante el Renacimiento. Se enmarca dentro de la pintura veneciana del Cinquecento
(XVI). En esta obra Tintoretto aplica algunos recursos del arte manierista,
abandonando los preceptos del Clasicismo.
El Renacimiento fue un
movimiento que significa “volver a nacer”. Surgió en Italia de la mano de
escritores como Petrarca o Dante y se desarrolló durante los siglos XV y XVI.
Se caracteriza por su interés por la antigüedad clásica.
En el nacimiento de este
período intervinieron unos factores determinados:
- El nacimiento del Estado moderno con monarcas como los Reyes Católicos o Enrique VIII
- La ampliación de los horizontes físicos gracias al descubrimiento de América
- La invención de la imprenta, que permitió la rápida difusión de ideas
- La caída de Constantinopla (1453), que provocó la huida de muchos intelectuales y artistas hacia Europa occidental para evitar la dominación turca
Además, el Renacimiento
tiene unas características propias, entre las que destacan:
- La vuelta al mundo clásico, buscando lo racional. Para ello se realizan estudios de Arquitectura, de Mitología y Literatura de la Antigüedad clásica
- El antropocentrismo, por el que se considera que el hombre está en el centro de la Creación. El conocimiento de la anatomía experimentó un gran desarrollo, lo que permitió una mejor representación del cuerpo humano
- El nacimiento de la Ciencia moderna. Se inició un nuevo método de estudio y análisis de la realidad basado en la observación, la formulación de leyes y la comprobación de las mismas. En este contexto se postularon teorías como la teoría heliocéntrica de Copérnico, que sustituyó al sistema geocéntrico de Ptolomeo. Además, se llevaron a cabo avances en la navegación que permitieron el descubrimiento de nuevos territorios
- El mecenazgo. Las obras de arte eran patrocinadas, ya no solo por la monarquía y el clero, sino también por la nobleza y la burguesía. Destacaron mecenas como los Médici o los Montefeltro
- La tratadística. Destacan tratados como De re aedificatoria de Alberti, la Regla de los cinco órdenes de Vignola o los tratados de Leonardo da Vinci
- La proporción. Se busca la relación de las partes con el todo mediante el cálculo matemático, la utilización de un canon y la racionalización del arte
En general, la
pintura del Renacimiento se caracteriza por:
- Toma como punto de partida la obra de Giotto
- Las técnicas predominantes son el fresco y el óleo sobre lienzo (este último material fue introducido por los venecianos)
- Los temas que se tratan dependen del cliente. Los civiles prefieren temas mitológicos, alegóricos o históricos. Además, se produce el auge del retrato, que se aprovecha para reflejar la situación social del representado, así como su personalidad
- La perspectiva. Se consigue representar en un plano la tercera dimensión (profundidad). Esto se consigue a través de la perspectiva lineal, que más tarde evolucionará a la perspectiva aérea. Esta última es característica del Cinquecento y se basa en la técnica del sfumato de Leonardo da Vinci
- El dibujo. Es más nítido y firme en el Quatrocentto, mientras que en el Cinquecento se va imponiendo el color
- La luz en el Quattrocento es conceptual, iluminando todo el espacio por igual, mientras que en el Cinquecento se representa una luz más selectiva y se trabaja el efecto del sfumato
- El cuerpo humano se convierte en uno de los temas centrales y se analiza desde todos los puntos de vista. Comienza a usarse el escorzo y se introducen la naturaleza y la arquitectura como fondo en el que se desarrollan las escenas
Sin embargo,
la pintura veneciana tiene unos rasgos particulares, entre los que destacan:
- El color predomina sobre la línea
- Los artistas tratan de plasmar la luz especial y única de Venecia
- Se representan objetos y animales exóticos fruto del rico comercio de la ciudad
- Es un arte sensual que se centra en temas considerados secundarios, como la captación de las formas del cuerpo, el brillo y la calidad de los objetos
Jacopo Robusti, apodado
“Tintoretto” porque su padre se dedicaba a la tintura de paños, pintó El lavatorio para el altar de la iglesia de Marcuola de
Venecia.
Representa a Jesús, a la izquierda, tratando
de lavarle los pies a San Pedro, que se muestra reacio a aceptar este gesto de
su Maestro. Detrás de estos personajes, al fondo, el autor hizo una
representación de la Última cena con trazos sueltos, aplicando la técnica
colorista propia de la pintura neciana.
La escena se completa con otros centros de atención, los apóstoles en distintas actitudes de calzarse, descalzarse o ayudarse los unos a los otros en esta tarea.
La obra fue concebida para ser contemplada desde un punto de vista lateral, por eso la escena principal se localiza a la derecha del lienzo, con la idea de situarla lo más cerca posible del espectador. Desde esa posición percibimos en el primer plano las figuras que protagonizan la obra (Jesús, San Pedro y San Juan).
A partir de ahí, el espacio y los personajes se ordenan en torno a un eje diagonal que nos conduce al punto de fuga, situado en el interior del arco del fondo (el lienzo conserva el orificio causado por un clavo que el propio pintor utilizó para tirar desde ahí las líneas compositivas de la obra). La figura de la izquierda ayuda a anclar la mirada, cerrando el esquema compositivo.
La escena se completa con otros centros de atención, los apóstoles en distintas actitudes de calzarse, descalzarse o ayudarse los unos a los otros en esta tarea.
La obra fue concebida para ser contemplada desde un punto de vista lateral, por eso la escena principal se localiza a la derecha del lienzo, con la idea de situarla lo más cerca posible del espectador. Desde esa posición percibimos en el primer plano las figuras que protagonizan la obra (Jesús, San Pedro y San Juan).
A partir de ahí, el espacio y los personajes se ordenan en torno a un eje diagonal que nos conduce al punto de fuga, situado en el interior del arco del fondo (el lienzo conserva el orificio causado por un clavo que el propio pintor utilizó para tirar desde ahí las líneas compositivas de la obra). La figura de la izquierda ayuda a anclar la mirada, cerrando el esquema compositivo.
Otro aspecto digno de mención es que, en el presbiterio de San Marcuola, frente al Lavatorio, Tintoretto ubicó una Última cena, creando un efecto espejo con nuestra obra de referencia, tal y como podemos observar en el gráfico inferior.
Estas ilusiones ópticas responden a los recursos usados en la pintura Manierista.
Sabemos que Tintoretto usaba maquetas a modo de teatrillos para ensayar sus composiciones, en este caso pintó primero el espacio vacío y luego añadió las figuras, algunas de ellas en marcados escorzos que ayudan a comprender y llenar el espacio.
El Museo del Prado ha ubicado la obra en la Galería central, con el objeto de que los espectadores puedan apreciarla desde el punto de vista adecuado.
❖ Conclusiones.
Al tratarse de una obra
renacentista, sus precedentes podrían ser la obra de Giotto y la influencia de
la antigüedad clásica. Además, pintores como Veronés, Parmigianino y Miguel
Ángel (con las anatomías escultóricas) ejercieron una gran influencia sobre Tintoretto.
Respecto a la influencia
posterior, la obra de este autor marco con rasgos como la estilización de las
figuras, los colores fríos o la luz irreal la pintura de El Greco.
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